Pastoral

El Colegio Nuestra Señora de Loreto está reconocido por la Iglesia Católica a través de la Vicaría de la Educación. Y desde esta perspectiva, formamos en nuestros estudiantes el valor de la espiritualidad y solidaridad, desde los niveles Pre Escolares, realizando múltiples actividades religiosas y reflexivas que les permitan una sólida formación cimentada en valores católicos.

Para cumplir con esta importante misión, contamos con nuestra propia capilla y un Capellán en forma permanente, quien realiza periódicamente visitas a todos los cursos, es el encargado de llevar a cabo Liturgias y Eucaristías y celebra los Sacramentos de la Confesión, Primeras Comuniones y Confirmaciones a nuestros estudiantes, quienes se preparan en forma voluntaria en un horario distinto al de clases.

Durante todo el año realizamos celebraciones de culto católico donde participa toda la comunidad educativa: Semana Santa, Liturgia Virgen del Carmen y otras actividades relacionadas como la Cena de Pan y Vino, y la celebración del Mes de la Solidaridad en Agosto (en conmemoración a San Alberto Hurtado), por ser éste uno de nuestros seis principales valores.

Para que nuestros estudiantes puedan vivenciar de mejor forma el amor a Dios por medio del amor al prójimo, tenemos conformada una Pastoral tanto de estudiantes como de padres y apoderados, quienes realizan durante todo el año diversas actividades, colectas y campañas de ayuda solidaria a instituciones y a la comunidad.

Actualmente, tenemos apadrinados el Jardín de Niños “Koinomadelfia”  y el Hogar de Ancianos “Conapran”, ambas instituciones en situación de vulnerabilidad, las que son visitadas regularmente para celebrar actividades como Pascua de Resurrección, Navidad, Día del Niño y Día de la Madre y entregar donaciones y realizar trabajos de voluntariado.

Con estas acciones y en concordancia con nuestro programa de Orientación y Convivencia, nuestro objetivo es brindar a nuestros estudiantes y sus familias, la mayor cantidad de instancias de desarrollo espiritual y de fe, mediante experiencias de vida tanto personales como grupales, que contribuyan a la formación de “buenos ciudadanos y mejores cristianos”.